Wednesday, October 18, 2006
El espinazo del diablo (2001)
Vi esta película con mucha expectativa, con un derroche de curiosidad incontenible. Es que tres personas que conozco de distintos lugares me dijeron que esta obra los había hecho pensar en mí. No sé porqué lo dirían. Quizá por los fantasmas, quizá por la crudeza. No creo que haya sido por el asesino, puesto que carecía un poco de audacia. Dejarse llevar por las sensaciones del momento hace que se pierda la magia del evento inesperado y es un error común en los asesinos corrientes. Pese a ese ligero detalle, este argumento me ha gustado mucho. Aunque la apreciación de mis contactos me ha dejado un sabor extraño.

¿Qué es un fantasma?
¿Un evento terrible condenado a repetirse una y otra vez?
¿Un instante de dolor, quizá?
¿Algo muerto que parece por momentos vivo aún?
¿Un sentimiento suspendido en el tiempo?
Como una fotografía borrosa.
Como un insecto atrapado en ámbar.


Creo que todos tenemos fantasmas a nuestro alrededor. Desde que nacemos. Creo incluso que algunas veces podemos sentirlos, aunque negar su existencia parezca la mejor salida, la perfecta solución. Desde que era niña me intrigaba mucho el tema y nunca encontré una respuesta que saciara mi infantil curiosidad hasta que hallé La Divina Comedia del poeta italiano Dante Alighieri. Claro, no quiere decir que haya creído absolutamente todo, es sólo que sentí alegría por saber que alguien se preguntaba lo mismo y había intentado darle respuesta con un cuento imaginado muy bien estructurado. Supongo que esta película merece un análisis muy profundo, como todas las que logran dejarme algo en el camino. Esta vez, la dejo en paz y a la meditación de todos.

Un fantasma, éso soy yo.

Dirigida por Guillermo del Toro, con la actuación de Marisa Paredes, Eduardo Noriega y Federico Luppi, esta cinta trajo a mi memoria una imagen muy distinta a ésa que veo en el espejo. Me trajo una pregunta que aún no tiene respuesta. Ya llegará su hora.