No soy muy devota de las cintas románticas. No es que no las vea, es sólo que a veces considero que no soy la más experta para hablar de amor, ni de enamoramiento. Sin embargo, esta película me gustó mucho por su toque experiencial. Aparte de que Johnny Depp es sin lugar a dudas, mi actor favorito, me encanta el toque que sus gestos le dan a un personaje que el gran genio Tirso de Molina creó hace siglos ya, y que Lord Byron adornó con tanta sutileza, una fortaleza visual muy clara.


No sé hace cuánto dejé de pensar que el amor era la eterna búsqueda de un otro. Sé que fue hace mucho, al descubrir que el amor es algo netamente personal, que al llenar la vida de una persona, se despliega sin control alrededor de cada espíritu que ama. Esa idea del amor nacida de un corazón es algo que va más con mi estilo de vida. Don Juan DeMarco resulta una bella narración, que en torno a la desesperación teje los hilos de diversas proezas, y más importante aún, delinea la importancia que cobran los sueños cuando se hacen vida. Dirigida por Jeremy Leven, con la actuación de Marlon Brando, Johnny Depp y Faye Dunaway, es una historia hermosa, que refleja un secreto que el ser humano siempre ha querido develar. Muy recomendada.