Saturday, February 03, 2007
No te mueras sin decirme adónde vas (1995)
...el dolor te va a decir cosas que deberías oír.

Es una historia hermosa. De esas que se quedan entre los dedos cuando la ves, que permanecen a través del tiempo y se meten en tus sueños con cierta regularidad. Es una película que transmite muchas sensaciones de bienestar y esperanza. Es una propuesta novedosa, sin que sea una cinta completamente nueva. No quiero decir mucho de ella, quiero recomendar que cualquiera que sea la visión que deje en nosotros, sepamos verla.

¿es posible que te hayas olvidado de lo que es sentir amor? ¿por qué lo llamás una cosa especial, cuando debería ser la única forma de vida posible? ¿tan mal están las cosas por acá?...
¿y qué vamos a hacer con este amor?


Me he arrepentido de no decir nada más al respecto. Muchas veces, mientras escribo estas apreciaciones que algunas cintas me dejan, de fondo las escucho. Las vuelvo a oír y me gusta, porque las sensaciones, aunque no son las mismas que las producidas una primera vez, se parecen un poco. Me gusta el sonido del piano que acompaña escenas tan tristes.

...si la vida se acabara en una caja de madera, si fuera sólo esto que conoces hasta aquí, estaríamos pensando en un Dios tan mediocre, tan mezquino...

Y aún con todo, no sé qué es el amor. Quizá sea esa la belleza de la vida y de le juventud. Quizá sea eso y ya está. Ahora tengo que aprender a disfrutar el amor que hiere y ésa fue la virtud que me recordó esta película dirigida por Eliseo Subiela, con la actuación de Darío Grandinetti, Mariana Arias, Oscar Martínez y Mónica Galán.